INCULCAR EL VALOR DE COMPARTIR

¿Cuántas veces nos hemos preguntado qué debemos hacer cuando nuestros/as hijos/as no quieren compartir sus cosas? ¿Debemos obligarles a que lo hagan porque es lo “correcto”, o debemos respetar su decisión?

Antes de dejarnos llevar por el qué dirán y tomar decisiones precipitadas…

¿Qué es exactamente compartir? ¿Están nuestros/as hijos/as pequeños/as evolutivamente preparados para hacerlo?

La habilidad de compartir es un hito del desarrollo como cualquier otro.

De la misma manera que no podemos esperar que un niño/a de 2 meses camine o que un niño/a de 1 año lea un libro, no podemos esperar que los/as niños/as compartan hasta que no alcancen la etapa de desarrollo en la que adquieran capacidad de hacerlo. 

Hasta que no comprendan que son capaces de ponerse en el lugar de otra persona, lo que comúnmente llamamos empatía, ni siquiera entenderán el significado de la palabra compartir.

Teniendo en cuenta las etapas del desarrollo psicosocial infantil, que nos hablan de cómo los/as niños/as se relacionan con la sociedad a la que pertenecen a medida que van creciendo, en torno a los 2 años y hasta aproximadamente los 5 años, los/as niños/as atraviesan la fase del Egocentrismo.

Esto no es más que una etapa evolutiva y significa únicamente que todavía no son capaces de ver las cosas desde una perspectiva diferente a la suya porque no han desarrollado el pensamiento empático.

Entre los 5 y los 7 años, cada uno por supuesto a su ritmo y teniendo en cuenta que existen excepciones, los/as niños/as empiezan a darse cuenta de que los demás tienen pensamientos, perspectivas e ideas diferentes a las suyas.

Así que si tu hijo/a se encuentra en ese rango de edad y todavía se muestra reacio a compartir, recuerda que puede ser ahora cuando esté empezando a entender el concepto.

 

¿Significa esto que no debo animarle a hacerlo?

No exactamente.

Como cualquier otra habilidad, aprender a compartir requiere de práctica, tiempo y ejemplo. 

Nunca debes forzarle a que lo haga, pero existen muchas maneras de animarle y que poco a poco vaya descubriendo sus beneficios.

  • Predica con el ejemplo y aprovecha las situaciones cotidianas.

No tenemos porque limitar el concepto de compartir a los objetos y las pertenencias. También se puede compartir el tiempo y es una buena manera de introducir el concepto a nuestros pequeños de una forma natural. 

Nuestros/as hijos/as aprenden de nosotros, de nuestra forma de actuar y afrontar las situaciones. Si en casa compartir es una práctica habitual, será mas sencillo que ellos lo interioricen poco a poco.

 

  • Jugad a juegos cooperativos.

Jugar con ellos/as a juegos en los que haya que respetar turnos, hacer un puzzle juntos, construir una torre y que cada uno ponga una pieza o jugar con la pelota y que cada vez pueda chutar uno, puede ser útil para reforzar el concepto de una manera divertida.

 

  • No le fuerces a compartir si no quiere hacerlo.

Hay situaciones en las que es totalmente comprensible que los/as niños/as no quieran compartir sus cosas y es importante que les brindemos nuestra comprensión. 

Aunque no sepas donde meterte cuando tu hijo/a muestra en publico su rechazo a compartir con otros/as niños/as, en lugar de culparle o forzarle a hacerlo puedes intervenir para dirigir la atención hacia otro juguete o hacia algo que puedan hacer juntos. 

 

  • Anticípate y muéstrale tu apoyo.

Le ayudará saber que le entiendes, que tú también hay cosas que prefieres no compartir con nadie y que puede contar contigo.

Por ejemplo, si van a venir a casa unos/as amigos/as con niños/as a pasar la tarde y sabes que hay ciertos juguetes que tu hijo/a preferirá no compartir, explícale que vendrán otros/as niños/as a jugar con él/ella, que será divertido jugar juntos con sus juguetes, y pregúntale si hay algo que considere especial y prefiera guardar en otro sitio mientras los/as demás niños/as están en casa. 

Esto puede incluso aumentar su disposición para compartir el resto de objetos.

 

  • Reflexionad juntos sobre cómo se siente después de haber compartido.

No se trata de premiar o alabar su comportamiento, si no de dialogar acerca de los beneficios de haberlo hecho. 

Cuando presencies alguna situación en la que tu hijo/a haya compartido, es un buen momento para reforzar el hábito mediante la reflexión y el análisis de las consecuencias. 

El respeto por sus emociones y debe primar por encima 

 

Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar