Lo hacemos desde la no directividad, sin intervenir en su juego ni sugerir como deben hacer las cosas. Estamos siempre presentes y disponibles, pero dejamos que la motivación interna sea la que les guíe en sus procesos.

Preparamos un entorno educativo cuidado y con materiales pensados para cada etapa que permita su desarrollo espontáneo.

Confiamos y creemos en ellos y en ellas como el centro de su aprendizaje.

Nos ponemos a su altura, los escuchamos de manera activa y damos valor a sus ideas e inquietudes.

Asumimos un rol de igualdad dentro del espacio. Queremos ser puntos de referencia y apoyo en lugar de figuras autoritarias que marcan normas e imponen quehaceres.

Fomentamos la iniciativa de hacer las cosas por su propia satisfacción, sin buscar la aprobación del adulto.

El constante empleo del refuerzo positivo puede hacer que desconecten con sus propias necesidades, con las cosas que les gustan o no, con las que les hacen disfrutar y las que no.

De igual manera, no creemos en el castigo como método de aprendizaje, pues no es más que la imposición de una consecuencia externa y no les ayuda a interiorizar las consecuencias reales de sus actos.

Damos especial importancia al acompañamiento emocional, entendiéndolo como un proceso continuo dentro del ambiente educativo.

Cuidamos que puedan expresarse con seguridad, sea cual sea la emoción que sientan.

Queremos que sepáis un poquito más de nosotras, hemos crecido en el seno de una familia que cree en los sueños, que no ha puesto techo a nuestra infancia, ha confiado y nos ha apoyado en nuestras decisiones y nos ha arropado en nuestros fracasos.

Las dos estudiamos magisterio, nos formamos en la misma universidad, cada una comenzó su andadura en la educación en sitios diferentes, nos juntábamos y hablábamos sobre lo que sucedía en nuestro día a día en el aula, y fantaseábamos con crear un espacio diferente a lo que estábamos viviendo.

En un día de estos en los que piensas “¿qué hago aquí?” nos escribimos y decidimos comenzar esta aventura, decidimos cumplir un sueño y luchar por lo que creemos y queremos.

Encontramos este mágico lugar, y lo vimos todo claro: -“convertiremos este sitio en un espacio de crianza respetuosa, un espacio en el que muchas familias se sientan identificadas con aquello en lo que nosotras creemos”-.

Y así surgió Tierra Lala, el nombre también tiene historia, y una muy bonita, algo que compartimos las dos, Lala nuestra abuela, ella sabía que si se luchaba se podía, y siempre lo decía. Nosotras hemos luchado, estamos aquí gracias a ella, en una gran parte. Para nosotras, como podéis ver, la familia es importante, por eso queremos ser parte de la vuestra

Bienvenidos a Tierra Lala, bienvenidos a nuestra casa, nuestro mundo, nuestro/vuestro espacio.