SHANTALA

Hoy queremos dedicarle la entrada a los bebés. Aquellos que por ser tan pequeñitos parece que sufren menos el confinamiento pero en realidad perciben la tensión y los cambios de una forma especialmente sensible. 

Aprovechemos que su piel no ha olvidado nada y devolvámosles las sensaciones de cuando estaban en el vientre de mamá, que por el momento, son las únicas que pueden aportarles paz y seguridad. Calor y vaivén. Caricia y protección.

«Hay que alimentar a los bebés, sin ninguna duda. Pero alimentar su piel tanto como su vientre.”

Frédérick Leboyer fue el primer obstetra en estudiar el trauma del nacimiento, proclamar los derechos del bebé durante el parto y demostrar que el ambiente emocional de nacimiento produce un profundo impacto sobre la vida del individuo. 

En un viaje a la India, Frédérick contempló cómo Shantala acariciaba a su hijo en el suelo de las calles de Calcuta con una técnica ancestral de masaje para bebés que hoy en día, es una herramienta esencial para la pediatría y la obstetricia. 

Este arte, por supuesto, implica una técnica cuidadosa. Os dejamos por aquí un aperitivo y os animamos a profundizar en él por vuestra cuenta.

 

Antes de empezar…

Es importante que encontréis un momento en el que estéis tranquilos, con tiempo suficiente para conectar y llevarlo a cabo sin prisa. 

El bebé debe estar en ayudas y podéis hacerlo una vez por la mañana y otra por la noche. 

 

¿Cuánto tiempo debe tener mi bebé?

Se puede realizar desde que el bebé tiene semanas de vida, pero es importante que antes del mes, más que un masaje, sea un momento para establecer un contacto suave, con caricias. Se aconseja que la cara y el vientre empiecen a masajearse a partir del año. 

Si vuestro hijo o vuestra hija se mantienen relajados sobre vosotros durante la práctica, no hay una edad a la que se recomiende dejar de hacerlo.

 

¿Qué necesito?

Una habitación caldeada y aceite natural (en India utilizan de mostaza o de coco) previamente entibiado. 

 

¿Cómo se hace?

La duración del masaje varía en función del tiempo del bebé. Cuanto más pequeño/a sea, menos debe durar, será suficiente con unos minutos. 

A partir del mes de vida, puede llegar a durar entre 20 y 30’.

Tu bebé te irá guiando sobre el tiempo y la intensidad y el masaje irá cobrando forma a medida que vaya creciendo.

Siéntate en el suelo con las piernas estiradas y la espalda recta y relajada. Es muy importante que tus hombros y tus manos también lo estén.

Coloca a tu bebé desnudo sobre tus piernas y permanece en silencio, háblale con los ojos y con las manos. 

 

Sigue a rajatabla la técnica en la cual el orden que debes seguir es el siguiente:

  Pecho

 — Brazo – mano

 — Otro brazo – otra mano

 — Vientre 

 — Piernas – pies

 — Espalda

 — Cara

 — Ejercicios para liberar tensiones de la espalda, la caja torácica y la columna vertebral y para relajar las articulaciones y la pelvis

 

El masaje finaliza con un baño relajante, no con la intención de limpiar al bebé, si no de completar el proceso. Por lo que se aconseja mantener la actitud silenciosa, no fomentar el jugo en el agua y no asirlo fuerte, más bien sostenerlo (con firmeza y seguridad) y permitirle tener la sensación de flotar. 

 

Hasta aquí el breve resumen…¿os animáis a conectar con su piel?

 

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